20.12.10

VIDEO MUSICAL CRISTIANO: Willian Nascimento Posso / Clamar Até tocar o céu


Cristo tiene dominio sobre todas las criaturas y puede usarlas como le plazca. Tiene los corazones de todos los hombres bajo su ojo y en su mano. Los triunfos de Cristo, y las jubilosas alabanzas de sus discípulos, afligen a los orgullosos fariseos que son enemigos suyos y de su reino. Como Cristo desprecia el desdén de los soberbios, acepta las alabanzas del humilde. Los fariseos quisieron silenciar las alabanzas a Cristo, pero no pueden puesto que Dios puede levantar hijos para Abraham aun de las piedras, y volver el corazón de piedra hacia Él, para sacar alabanza de las bocas de los niños. ¡Cómo van a ser los sentimientos de los hombres cuando el Señor regrese en gloria a juzgar el mundo!

David depende totalmente de Dios. Los creyentes más eminentes deben repetir frecuentemente la oración del publicano: “Dios, sé propicio a mí, pecador”. Pero si nuestras almas confían en el Señor, eso nos asegura, cuando estamos en peligro extremo, que nuestras calamidades serán superadas, y mientras tanto, por la fe y la oración debemos refugiarnos en Él. Aunque Dios es el Altísimo, condesciende al punto de preocuparse que todas las cosas ayuden a bien a su pueblo. Esta es una buena razón de por qué debemos orar fervorosamente. Adonde quiera que miremos en esta tierra, el refugio falla, y no hay ayuda, pero podemos esperarla del cielo. Si hemos huido de la ira venidera a Jesucristo, el que hizo todo lo necesario para comprar la salvación de su pueblo, hará por nosotros y en nosotros todas las cosas necesarias para que las disfrutemos.
Hizo que David se desanimara pensando que habría quienes le tenían muy mala voluntad. Pero la maldad que ellos maquinaron en su contra, se volvió contra ellos mismos. Cuando estaba en la mayor angustia y desgracia, David no oró: Señor, exáltame, sino, Señor, exalta tu nombre. Nuestro mejor aliento al orar lo tomamos de la gloria de Dios, y en todas nuestras peticiones de misericordia debemos considerar eso más que nuestro propio consuelo.

18.12.10

Reflexión 1 : Jesús murió por mis Pecados

Isa 53:3  Despreciado y desechado entre los hombres,  varón de dolores,  experimentado en quebranto;  y como que escondimos de él el rostro,  fue menospreciado,  y no lo estimamos.
Isa 53:4  Ciertamente llevó él nuestras enfermedades,  y sufrió nuestros dolores;  y nosotros le tuvimos por azotado,  por herido de Dios y abatido.

Isa 53:5  Mas él herido fue por nuestras rebeliones,  molido por nuestros pecados;  el castigo de nuestra paz fue sobre él,  y por su llaga fuimos nosotros curados.

En estos versículos hay un relato de los sufrimientos de Cristo; también del propósito de sus sufrimientos. Fue por nuestros pecados y en nuestro lugar que nuestro Señor Jesús sufrió. Todos hemos pecado y caído de la gloria de Dios. Los pecadores tienen su pecado favorito, su propio mal camino que aprecian. Nuestros pecados merecen todas los castigos y dolores, hasta los más severos.
Somos salvados de la ruina a la cual nos obligamos por el pecado, cuando echamos sobre Cristo nuestros pecados. Esta expiación iba a ser hecha por nuestros pecados. Este es el único camino de salvación. Nuestros pecados fueron las espinas en la cabeza de Cristo, los clavos en sus manos y pies, la lanza en su costado. Fue entregado a la muerte por nuestras ofensas. Por sus sufrimientos adquirió para nosotros el Espíritu y la gracia de Dios para mortificar nuestras corrupciones, que son las insanías de nuestra alma. Bien podemos soportar nuestros sufrimientos más leves, porque Él nos ha enseñado a estimar todas las cosas como pérdida por amor a Él y a amar al que nos amó primero.

Un misionero se estaba esforzando en hacer comprender a los nativos de aquella aldea africana, cómo el poder de la sangre de Jesús basta para limpiarnos de todos nuestros pecados, sin adición ninguna de dogmas ni ceremonialismos. Al fin, una mujer se acercó a él, y con pena le confesó: “Señor; pero mis pecados son tantos como las arenas en la ribera del mar.  ¿Puede Jesús borrarlos todos?”. El misionero contestó: “Id pues, a la orilla del agua, y levantad un montón de granitos de arena.  Luego sentaos cerca y esperad.  Veréis lo que sucede”. La mujer quedó pensando un instante y por fin exclamó: “¡Ya lo veo! ¡ya lo veo! Como la mar se llevaría todo el montón, así también la sangre de Jesús me lava de todo mi pecado…!”




14.12.10

Predica en Video: El Discipulado radical, completo y verdadero

Rom 1:16  Porque no me avergüenzo del evangelio,  porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;..

 No me avergüenzo... El salvador proclamado por Pablo es un judío crucificado, un carpintero desconocido. ¡Cuántas veces la gente se burló de Pablo, cuando les hablaba de ese condenado que había salido del sepulcro para ser juez de toda la humanidad!

Dios interviene de una manera mucho más poderosa para transformar a los hombres y la historia doquiera se proclame el Evangelio.

 Para nosotros se trata primero de renunciar a construir solos nuestra vida, y de ponernos en manos de Dios mediante la fe.

El apóstol expresa en estos versículos el propósito de toda la epístola, en la cual plantea una acusación de pecaminosidad contra toda carne; declara que el único método de liberación de la condena es la fe en la misericordia de Dios por medio de Jesucristo y, luego, edifica sobre ello la pureza del corazón, la obediencia agradecida, y los deseos fervientes de crecer en todos esas gracias y temperamentos cristianos que nada, sino la fe viva en Cristo, puede producir.
Dios es un Dios justo y santo, y nosotros somos pecadores culpables. Es necesario que tengamos una justicia para comparecer ante Él; tal justicia existe, fue traída por el Mesías, y dada a conocer en el evangelio: el método de aceptación por gracia a pesar de la culpa de nuestros pecados. Es la justicia de Cristo, que es Dios, la que proviene de una satisfacción de valor infinito. La fe es todo en todo, en el comienzo y en la continuación de la vida cristiana.

la Pregunta es... ¿ Que es el Cristianismo para ti ?  ¿ Es obtener solo privilegios ó es responsabilidad ?

 El Rdo. Josué Yrion es un evangelista internacional que a su edad ha logrado un reconocimiento destacable. Ha predicado a millones de personas en 71 países en todos los continentes del mundo en la unción del Espíritu Santo. Esto ha resultado en la salvación de multitudes para Cristo. En 1985 estuvo en la Unión Soviética y regresó a predicar a Rusia en 1993 en una base militar soviética en Moscú, adonde su ministerio llevó dieciséis mil Biblias. Ha recibido muchos honores incluyendo la medalla del Congreso chileno y una placa del gobierno de Chile como Hijo y Visita Ilustre de Viña del Mar. Fue el primer ministro latinoamericano en predicar en una cruzada en Madras (Chennai), India, donde setenta mil personas fueron testigos del poder de Dios a través de milagros y prodigios. Reside con su esposa Damaris y sus hijos Kathryn y Joshua Yrion en Los Ángeles, California, EE.UU.

13.12.10

Nuestra Ciudadania Celestial

Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Mussolini, el dictador italiano, dio una orden según la cual los italianos ya no podrían emigrar a América.

       En esa época dos hombres oriundos de Italia que vivían desde hacía mucho tiempo en los Estados Unidos se hallaban en su patria. Uno de ellos era un importante banquero que hablaba un inglés impecable y tenía importantes relaciones comerciales. El otro era un agricultor que tenía dificultades para expresarse en inglés.

       Después del decreto de Mussolini, ambos se esforzaron por volver rápidamente a América, pero sólo uno obtuvo el permiso. Curiosamente y a pesar de las apariencias, fue el agricultor.

       El campesino había adquirido la ciudadanía americana, por eso el decreto del dictador no lo afectaba. El banquero, en cambio, había permanecido con la nacionalidad italiana y tuvo que quedarse en Italia. Sus protestas, sus riquezas, sus conocimientos del idioma y sus negocios no pudieron cambiar nada.

       Algo parecido ocurre con la pregunta de cómo se puede entrar en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, es decir, en el cielo. Se puede llevar exteriormente una vida cristiana y tener buenas relaciones con los creyentes, quizás estar familiarizado con el lenguaje de la Escritura, pero todo esto no da derecho al cielo. La ciudadanía de los cielos sólo se puede obtener por la fe en Jesucristo y en su obra expiatoria.

       "Ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios" (Efesios 2:19).

7.12.10

Cantos Cristianos de Reflexión

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Se nos enseña nuestro deber para con Dios en nuestros principios y en la práctica. Tenemos que temer al Señor nuestro Dios. Debemos amarle y deleitarnos en la comunión con Él. Debemos andar por los caminos que Él nos ha preparado para caminar. Debemos servirle con todo nuestro corazón y alma. Lo que hagamos en su servicio hemos de hacerlo con gozo y buena voluntad. Hemos de obedecer sus mandamientos. Hay verdadera honra y placer en la obediencia. Debemos rendir honor a Dios; y a Él tenemos que unirnos como alguien a quien amamos, en quien nos deleitamos y confiamos, y en quien tenemos grandes esperanzas.
Aquí se nos enseña nuestro deber para con el prójimo. Los dones comunes de Dios para la humanidad nos obligan a honrar a todos los hombres. Los que han pasado por dificultades y hallaron la misericordia de Dios, deben estar dispuestos para mostrar bondad a los que estén en la misma dificultad.
Aquí se nos enseña nuestro deber para con nosotros mismos. Circuncidad vuestros corazones. Desechad todos los afectos e inclinaciones corruptos que os estorben para temer y amar a Dios. Por naturaleza no amamos a Dios. Este es el pecado original, la fuente de la cual procede nuestra maldad; la mente carnal es hostil a Dios porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede, en verdad; de manera que, los que andan en la carne no pueden agradar a Dios, Romanos viii, 5-9. Vamos sin demora y sin reservas a unirnos a nuestro Dios, reconciliado en Jesucristo, para que le amemos, sirvamos y obedezcamos en forma aceptable, y para que seamos diariamente transformados a su imagen, de gloria en gloria, por el Espíritu del Señor. Considerad la grandeza y la gloria de Dios, su bondad y su gracia; estas nos convencen de nuestro deber. —¡Bendito Espíritu! Oh, por tus influencia purificadora, perseverante y renovadora, que llamados a salir del estado de extranjeros, como eran nuestros padres, seamos hallados en el número de los hijos de Dios y que nuestra suerte esté entre los santos.

3.12.10

Predica en Audio: Dios está contando contigo

Mar 16:15  Y les dijo:  Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.






ANUNCIAR LAS BUENAS NUEVAS

Anuncien la Buena Nueva a toda la creación. Es la semilla que se sembrará en el mundo y producirá frutos a su debido tiempo en todos los campos de la actividad humana. Los que se salvan no son , ni tampoco individuos aislados. Los que han sido renovados por el bautismo anuncian el Evangelio a la creación en todas sus actividades y trabajos, siendo el fermento que transforma la historia de la humanidad.

Las pruebas de la verdad del evangelio son tan completas que los que no las aceptan, pueden ser justamente reprendidos por su incredulidad. Nuestro bendito Señor renueva la elección de los once como apóstoles suyos y les encarga la misión de ir a todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. Sólo el que es verdadero cristiano será salvo por medio de Cristo. Simón el mago profesó creer, y fue bautizado, pero se declaró que estaba en los lazos de la iniquidad: léase su historia en Hechos viii, Vv. 13-15. Sin duda esta es una declaración solemne de la fe verdadera que recibe a Cristo en todos sus caracteres y oficios, y para todos los propósitos de la salvación, y produce su buen efecto en el corazón y la vida; no el simple asentimiento, que es fe muerta y no da provecho. La comisión de los ministros de Cristo se extiende a toda criatura de todo el mundo, y las declaraciones del evangelio contienen no sólo verdades, exhortaciones y preceptos, sino también advertencias temibles. Osérvese con qué poder fueron dotados los apóstoles, para confirmar la doctrina que iban a predicar. Estos fueron milagros para confirmar la verdad del evangelio, y medios para difundirlo en las naciones que no lo habían oído.

   EL NOMBRE DE JESUS   Al resucitar Jesús, su naturaleza humana empieza a participar plenamente de la gloria divina. Jesús es ahora Hijo de-Dios-con-poder (Rom 1,4), y nos pide que creamos en su Nombre o sea, en el poder divino que acaba de recibir y que actúa en él.   El Nombre es un término que significa poco para nosotros, pero para los judíos significaba la presencia activa de Dios. Este término permitía hablar de la presencia misteriosa de Dios sin desmedro de su grandeza. Por ejemplo, la Biblia no dice que Dios caminaba con los hebreos hacia la Tierra Prometida (sabemos que Dios no va caminando); en cambio dice que su Nombre (Núm 6,27) o su Rostro (Ex 33,15), o su Angel (Ex 23,23) estaba en medio de ellos. Dios no podía encerrarse en un Templo de piedras, pero la Biblia decía que su Nombre residía en aquel lugar para bendecir desde allí todas las actividades de su pueblo (1 R 8,27 y 29).   El Nombre pues, significaba el poder o la presencia divina. Y Pablo dice que Jesús resucitado ha recibido un Nombre que supera todo otro nombre (Fil 2,9). Dios Padre se lo ha comunicado, y Jesús, que lo recibe del Padre, no es menos que él todo lo que es del Padre es ahora suyo. Jesús no recibe solamente un título o una gloria divina, pues la Gloria divina no podría darse a ningún otro que a Dios; si él recibe un título divino (ya anunciado en Is 9,5), es porque en realidad ya había recibido del Padre la Divinidad, o sea, su mismo Ser divino.   Jesús, pues, es Dios igual que el Padre, pero lo es de un modo diferente, porque todo lo recibe del que todo lo tiene. Por eso también está escrito que su Nombre es El Hijo (Heb 1,4). Y cuando nos dirigimos al Padre invocando el Nombre de Jesús, esto significa mucho más que ampararnos con sus méritos (Heb 5,9) o valernos de su poderosa intercesión (Heb 7,25); en el Nombre de Jesús nos presentamos como hijos, sabiendo que Dios nos abraza en el mismo amor paterno que tiene a su muy Amado (Ef_1,6).   En adelante el Señor Jesús somete poco a poco, con poder divino, la historia de los hombres y el recorrido personal de cada uno de nosotros. Los discípulos son enviados al mundo para sanarlo y santificarlo. Los milagros y sanaciones, cuya importancia se enfatiza en este párrafo, no son el fin, sino señales y medios; el fin de la evangelización es que toda la creación se reúna en torno a la Persona del Hijo de Dios hecho hombre, por obra de su Espíritu. .   Estas señales acompañarán a los que crean (17). Los Hechos de los Apóstoles relatan algunas de estas señales y milagros en los primeros años de la Iglesia. Hoy se siguen verificando, con otras más, en todos los lugares en que los cristianos toman en serio su misión de evangelizar a la creación.