18.4.11

PELICULA CRISTIANA: CONVERSACIONES CON DIOS

PELICULA CRISTIANA: EL REFUGIO SECRETO

PELICULA CRISTIANA: FE EN LA COSECHA

PELICULA CRISTIANA: FE CAUTIVA

PELICULA CRISTIANA: EL QUE CAMBIA LOS TIEMPOS

PELICULA CRISTIANA: EL JOVEN DE DOBLE ANIMO

PELICULA: CRISTIANO DE LA SECRETA

PELICULA CRISTIANA: EL APOCALIPSIS

PELICULA CRISTIANA: A PRUEBA DE FUEGO

15.4.11

PELICULA CRISTIANA: DETRAS DE LA MONTAÑA



Jesús se embarcó en una barca para ser menos presionado y para que la gente escuchara mejor. Con esto nos enseña en las circunstancias externas de la adoración a no desear lo que es majestuoso, sino hacer lo mejor de las facilidades que Dios nos asigna en su providencia. Cristo enseñaba con parábolas. Por medio de ellas simplificaba y hacía más fáciles las cosas de Dios para los dispuestos a ser enseñados, y más difíciles y oscuras para los dispuestos a ser ignorantes.

La parábola del sembrador es clara. La semilla sembrada es la palabra de Dios. El sembrador es nuestro Señor Jesucristo, por sí o por sus ministros. Predicar a una multitud es sembrar el grano; no sabemos dónde brotará. Una clase de terreno, aunque nos demos mucho trabajo, no da fruto adecuado mientras la buena tierra da fruto con abundancia. Así ocurre en los corazones de los hombres, cuyos diferentes caracteres están aquí descritos como cuatro clases de terreno.

Los oyentes negligentes y frívolos son presas fáciles para Satanás que, como el gran homicida de las almas, es el gran ladrón de sermones, y con seguridad estará presto para robarnos la palabra si no tenemos el cuidado de obedecerla.

Los hipócritas, como el terreno pedregoso, suelen tener el comienzo de los cristianos verdaderos en su muestra de profesión de fe. Muchos de los que se alegran de oír un buen sermón, son los que no se benefician. Se les habla de la salvación gratuita, de los privilegios de los creyentes, y la felicidad del cielo; y, sin cambio de corazón, sin convicción permanente de su propia depravación, de su necesidad del Salvador o de la excelencia de la santidad, pronto profesan una seguridad sin fundamentos. Pero cuando una prueba pesada los amenaza o pueden tener una ventaja pecaminosa, se rinden u ocultan su profesión o se vuelven a un sistema más fácil.

Los afanes del mundo son apropiadamente comparados con las espinas, porque vinieron con el pecado y son fruto de la maldición; son buenos en su lugar para llenar un vacío, pero debe estar bien armado el hombre que tenga mucho que ver con ellos; enredan, afligen, arañan y su fin es ser quemados, Hebreos vi, 8. Los afanes del mundo son grandes obstáculos para tener provecho de la palabra de Dios. Lo engañoso de las riquezas obra el mal; no se puede decir que nos engañamos a menos que depositemos nuestra confianza en ellas, entonces ahogamos la buena semilla.

Lo que distinguió al buen terreno fue la fructificación. Por esto se distinguen los cristianos verdaderos de los hipócritas. Cristo no dice que la buena tierra no tenga piedras y espinas, sino que nada puede impedir que dé fruto. Todos no son iguales; debemos apuntar más alto para dar más fruto. El sentido del oído no puede ser mejor usado que para oír la palabra de Dios; y mirémonos a nosotros para que sepamos que clase de oyente es.

5.4.11

El Poder de la Actitud



 Prov. 3:27  No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo.

 Santiago 4:17  y al que sabe hacer lo bueno,  y no lo hace,  le es pecado.

Nuestros labios deben estar gobernados por la ley de la bondad, la verdad y la justicia. Los cristianos son hermanos. Quebrantar los mandamientos de Dios es hablar mal de ellos y juzgarlos, como si nos pusieran una restricción demasiado grande. Tenemos la ley de Dios, que es regla para todo; no presumamos de poner nuestras propias nociones y opiniones como regla a los que nos rodean, y tengamos cuidado de no ser condenados por el Señor. —“Anda ahora”es un llamado a todo aquel que considera que su conducta es mala. ¡Qué dados son los hombres mundanos y astutos para dejar fuera de sus planes a Dios! ¡Qué vano es buscar algo bueno sin la bendición ni la dirección de Dios! La fragilidad, la brevedad y la incertidumbre de la vida deben frenar la confianza vana y presuntuosa de todos los proyectos para el futuro. Podemos establecer la hora y el minuto de la salida y la puesta del sol para mañana, pero no podemos fijar la hora cierta en que se disipará la niebla. Tan corta, tan irreal y dada a marchitarse es la vida humana, y toda la prosperidad y el placer que la acompañan; pero la bendición o el ay para siempre serán conforme a nuestra conducta en este momento pasajero.

Siempre tenemos que depender de la voluntad de Dios. Nuestros tiempos no están en nuestras manos sino a disposición de Dios. Nuestra cabeza puede estar llena de preocupaciones y pensamientos por nosotros mismos, o por nuestras familias o amistades, pero la providencia a menudo confunde nuestros planes. Todo lo que pensemos y todo lo que hagamos debe depender con sumisión de Dios. Necio y dañino es jactarse de cosas mundanas y proyectos futuros; producirá gran desengaño y resultará destructivo al final.
Los pecados de omisión y los de comisión serán llevados a juicio. Será condenado tanto aquel que no hace el bien que sabe debe hacer y el que hace el mal que sabe que no debe hacer. ¡Oh, qué fuésemos tan cuidadosos para no omitir la oración y no descuidar la meditación y el examen de nuestras conciencias puesto que no hemos de cometer crasos vicios externos contra la luz!

4.4.11

UNA LUZ EN LA OSCURIDAD



Hechos 9:11-16 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

Una buena obra fue comenzada en Saulo cuando fue llevado a los pies de Cristo con estas palabras: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Nunca Cristo dejó a nadie que llegara a ese punto. Contémplese al fariseo orgulloso, el opresor despiadado, el blasfemo atrevido, ¡orando! Aun ahora ocurre lo mismo con el infiel orgulloso o el pecador abandonado.

¡Qué nuevas felices son aquellas para todos los que entienden la naturaleza y el poder de la oración, de una oración como la que presenta el pecador humillado rogando las bendiciones de la salvación gratuita! Ahora empezó a orar de una manera diferente de lo que hacía antes, cuando decía sus oraciones, pero ahora las oraba.

La gracia regeneradora pone a orar a la gente; más fácil es que halle a un hombre vivo que no respira que a un cristiano vivo que no ora. Pero hasta los discípulos eminentes como Ananías vacilan, a veces, ante las órdenes de su Señor. Sin embargo, es la gloria del Señor superar nuestras bajas expectativas y mostrar que son vasos de su misericordia los que consideramos objetos de su venganza.

La enseñanza del Espíritu Santo elimina del entendimiento las escamas de ignorancia y orgullo; entonces, el pecador llega a ser una nueva criatura y se dedica a recomendar al Salvador ungido, el Hijo de Dios, a sus compañeros de antes.

3.4.11

LOS PRIMEROS FRUTOS



Mat 9:37-38 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Jesús visitó no sólo las ciudades grandes y ricas, sino las aldeas pobres y oscuras, y allí predicó, y sanó. Las almas de los más viles del mundo son tan preciosas para Cristo, y deben serlo para nosotros, como las almas de los que más figuren.

Cristo tuvo compasión del pueblo como ovejas desamparadas y dispersas, como hombres que perecen por falta de conocimiento. A la fecha hay multitudes enormes que son como ovejas sin pastor, y debemos tener compasión y hacer todo lo que podamos para ayudarles.

Las multitudes deseosas de instrucción espiritual formaban una cosecha abundante que necesitaba muchos obreros activos; pero pocos merecían ese carácter. Cristo es el Señor de la mies. Oremos que muchos sean levantados y enviados a trabajar para llevar almas a Cristo.

ENEMIGOS INVISIBLES

JUDAS, LA PELICULA

JESÚS, LA PELICULA

2.4.11

PELICULAS CRISTIANAS











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