30.11.10

Predica en Audio: No hay condiciones perfectas

Mat 19:26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. Mar 9:23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

El padre del joven sufriente mostró la falta de poder de los discípulos; pero Cristo hace que atribuya su desilusión a la falta de fe. Mucho se promete si creemos. Si tú no puedes creer, es posible que tu duro corazón sea ablandado, curadas tus enfermedades espirituales, y débil como eres, puedes resistir hasta el fin.

Los que se quejan de incredulidad, deben mirar a Cristo pidiendo gracia que les ayuda contra eso, y su gracia será suficiente para ellos. A quién Cristo sana, lo cura eficazmente. Pero Satanás no quiere ser expulsado de quienes han sido sus esclavos por mucho tiempo, y cuando no puede engañar o destruir al pecador, le causa todo el terror que puede. Los discípulos no deben pensar que siempre harán su obra con la misma facilidad; algunos servicios exigen algo más que dolores corrientes.


El evangelio es la riqueza más grande en todo lugar donde esté. Por tanto, así como el justo rechazo de los judíos incrédulos fue la ocasión para que una multitud tan inmensa de gentiles se reconciliara con Dios, y tuviera paz con Él, la futura recepción de los judíos en la Iglesia significará un cambio tal que se parecerá a la resurrección general de los muertos en pecado a una vida de justicia.
Abraham era la raíz de la Iglesia. Los judíos eran ramas de este árbol hasta que, como nación, rechazaron al Mesías; después de eso, su relación con Abraham y Dios fue cortada. Los gentiles fueron injertados en este árbol en lugar de ellos, siendo admitidos en la Iglesia de Dios. Hubo multitudes hechas herederos de la fe, de la santidad y de la bendición de Abraham. El estado natural de cada uno de nosotros es ser silvestre por naturaleza. La conversión es como el injerto de las ramas silvestres en el buen olivo. El olivo silvestre se solía injertar en el fructífero cuando éste empezaba a decaer, entonces no sólo llevó fruto, sino hizo revivir y florecer al olivo decadente. Los gentiles, de pura gracia, fueron injertados para compartir las ventajas. Por tanto, debían cuidarse de confiar en sí mismos y de toda clase de orgullo y ambición; no fuera a ser que teniendo sólo una fe muerta y una profesión de fe vacía, se volvieran contra Dios y abandonaran sus privilegios. Si permanecemos es absolutamente por la fe; somos culpables e incapaces en nosotros mismos y tenemos que ser humildes, estar alertas, temer engañarnos con el yo, o de ser vencido por la tentación. No sólo tenemos que ser primero justificados por fe, pero debemos mantenernos hasta el final en el estado justificado sólo por fe, aunque por una fe que no está sola sino que obra por amor a Dios y el hombre.