19.5.12

Orad sin cesar



1Ts 5:16-22  Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo,  porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo;  retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.

Tenemos que regocijarnos en las bendiciones de la criatura, como si no nos regocijáramos, sin esperar vivir muchos años y gozándonos durante todos ellos, pero si nos regocijamos en Dios podemos hacerlo para siempre jamás. Una vida verdaderamente religiosa es una vida de gozo constante. Podemos regocijarnos más si oramos más. La oración ayudará a llevar adelante todo asunto lícito y toda buena obra. Si oramos sin cesar no nos faltará tema para dar gracias en todo. Veremos razones para dar gracias por perdonar y prevenir, por las misericordias comunes y las excepcionales, las pasadas y las presentes, las espirituales y las temporales. No sólo por las cosas prósperas y agradables, sino también por las providencias aflictivas, por los castigos y las correcciones, porque Dios designa todo para nuestro bien, aunque, en la actualidad, no veamos en qué nos ayuda.

No apaguéis al Espíritu. Se dice que los cristianos son bautizados con el Espíritu Santo y con fuego. Él obró como fuego, iluminando, avivando y purificando las almas de los hombres. Como el fuego se apaga quitándole el combustible, y se sofoca echándole agua, o poniéndole mucha tierra encima, así debemos tener cuidado de no apagar al Espíritu Santo consintiendo los afectos y concupiscencias carnales, preocupándonos sólo de las cosas terrenales. Los creyentes suelen impedir su crecimiento en la gracia al no darse a los afectos espirituales producidos en sus corazones por el Espíritu Santo.

Por profecía entiéndase aquí la predicación de la palabra, la interpretación y la aplicación de las Escrituras. No debemos despreciar la predicación aunque sea simple, y no nos diga más de lo que sabíamos antes. Debemos escudriñar las Escrituras. Si probamos todas las cosas, debemos retener lo que es bueno. Debemos abstenernos de pecar, y de todo lo que tenga apariencia de pecado, que conduzca o se aproxime al pecado. El que no se refrena de las apariencias del pecado, el que no elimina las ocasiones de pecar, y no evita las tentaciones ni el acercamiento al pecado, no se mantendrá por mucho tiempo sin pecar.

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