1.3.11

Predica en Audio: La Unción

Isa 10:27  Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro,  y su yugo de tu cerviz,  y el yugo se pudrirá a causa de la unción.

Por nuestras aflicciones podemos aprender a no poner nuestra confianza en las criaturas. Sólo pueden permanecer con consuelo en Dios los que se vuelven a Él de verdad, no sólo fingiendo y profesando. Dios traerá una justa desolación a la gente provocadora, pero por gracia le pondrá límites a esto.
Es contra el pensamiento y la voluntad de Dios que su pueblo se entregue al temor pase lo que pase. La ira de Dios contra su pueblo es sólo por un momento; y cuando nos es quitada, no tenemos que temer la furia del hombre. La vara con que corrige a su pueblo no sólo será puesta a un lado; será arrojada al fuego.
Para exhortar al pueblo de Dios el profeta les recuerda lo que Dios había hecho antes contra los enemigos de su iglesia. El pueblo de Dios será liberado de los asirios. Algunos piensan que esto mira a la liberación de los judíos de su cautiverio y, aún más, a la redención del creyente de la tiranía del pecado y de Satanás. Esto, “a causa de la unción”; por amor de su pueblo Israel, los creyentes que entre ellos habían recibido la unción de la gracia divina. Por amor al Mesías, el Ungido de Dios.
Aquí hay, versículos 28-34, una descripción profética de la marcha de Senaquerib hacia Jerusalén, cuando amenazaba con destruir esa ciudad. Entonces, el Señor en quién confiaba Ezequías, cortó su ejército como se tala el bosque. Apliquemos lo aquí escrito a otros asuntos en otras épocas de la Iglesia de Cristo. Debido a la unción de nuestro gran Redentor, el yugo de todo anticristo debe ser quitado de su Iglesia; y si nuestra alma participa de la unción del Espíritu Santo, nos será asegurada liberación plena y eterna.