3.7.13

La Biblia advierte en contra del licor

Hay millones de alcohólicos en los Estados Unidos y millones más de «bebedores problema». Al menos el setenta por ciento de los bebedores problema empezaron durante su adolescencia. No sorprende que los cerveceros y fabricantes de bebidas alcohólicas concentren una gran parte de su presupuesto anual de publicidad para atraer a los jóvenes.

Proverbios 23:15-35

A. Pobreza (vv. 20–21; 21.17).
Los anuncios de licor a menudo muestran a «un hombre de distinción» y dan la impresión de que la bebida va mano a mano con el éxito y la fortuna. Sin embargo, la bebida y la pobreza siempre han marchado juntas. Los estadounidenses gastan millones de millones de dólares al año en alcohol, y mucho de ese dinero debería comprar ropa, alimento y educación para las familias de los ebrios. Los alcohólicos pierden muchos días de trabajo cada año, costándole a la industria millones de dólares en horas hombre, todo lo cual contribuye a elevar los precios para el consumidor, sea o no bebedor.

B. Miseria (vv. 29–32).
El alcohol es el gran engañador (véase 20.1); promete gozo, pero da tristeza; pretende dar vida, pero realmente produce muerte. Jamás ha hecho un hogar más feliz ni a una persona más saludable. Véanse los resultados: ayes, dolor, rencillas (esto significa «argumentaciones, peleas»), quejas, heridas en balde, ojos amoratados. Más del cincuenta y cinco por ciento de los accidentes automovilísticos fatales involucran conductores ebrios. Cualquiera que piensa que beber da éxito, debe visitar una misión de rescate en alguna ciudad o escuchar los testimonios en una reunión de Alcohólicos Anónimos. El alcoholismo es el problema número tres de salud en Estados Unidos, después de las enfermedades del corazón y el cáncer.

C. Inmoralidad (vv. 26–28, 33).
Más de una mujer ha perdido su virtud y carácter debido a la bebida; e igualmente muchos hombres. Por lo general, beber y desobedecer el séptimo mandamiento van juntos. El alcohol no es un estimulante; es un narcótico que afecta al cerebro y hace que la persona pierda el control. El alcohol no es alimento; es un veneno. Cuando los jóvenes pierden el autocontrol, hay muchas tentaciones que se muestran seductoras y conducen al pecado.

D. Inestabilidad (vv. 34–35).
¡Qué cuadro vívido de un ebrio que tropieza! (Y no hay nada de simpático en un ebrio, sin que importe lo que los comediantes de la televisión hagan.) La bebida le roba a una persona su estabilidad; no puede andar derecho ni pensar adecuadamente. Por eso al rey se le advierte que no beba (Pr 31.4–5).

E. Eternidad en el infierno (1 Co 6.9–10).
Los borrachos van al infierno. Por supuesto, los borrachos pueden salvarse; véase el versículo 11. Pero una vez que el alcohol atrapa a la persona, la conversión a Cristo puede hacerse muy difícil. Quizás el borracho tenga la intención de confiar en Cristo algún día, pero a lo mejor se le quita la vida antes que llegue ese día.